Y de repente, el gélido febrero marchitó nuestras esperanzas. Y nos miramos asustados, y creímos que era el fin de un sueño. Y vimos asomar por el horizonte la bestia negra de la resignación. Y bebimos las aguas del olvido y no recordamos que después del invierno llega la primavera. Y la abuela fuma.
Va hombre, va, tanta tontería que tenemos a veces, coño. El próximo partido en Cornellà, el día 27, o cuando quiera el Sr. Roures -a mi casi mejor el lunes, que tengo el fin de semana comprometido con la familia, gracias-, nos pondremos en pie y, en lugar de esa horrible canción llamada Gloria als herois (por Dios, dos de mis palabras más odiadas juntas, es que me dan ganas de invadir Polonia), les daremos animo a los chavales cantando con Nick Cave:
So bring it on
Bring it on
Every little tear
Bring it on
Every useless fear
Bring it on
All your shattered dreams
And I’ll scatter them into the sea
Into the sea.
RCD Espanyol 0 - Real Madrid 1
Todo se desarrollo como una película proyectada en algún punto del universo, en la que no éramos ni meros espectadores, no. Una sensación de extrañamiento, de ver pasar por delante tu vida y no poder intervenir.
Un despertar sudoroso tras una mala noche.
Y salimos del campo, por primera vez este año, como si nos hubieran robado el alma. En parte por una derrota difícil de digerir, en parte por la constante inutilidad de los responsables de seguridad de todo el entorno que se empeñan en cerrar los accesos del centro comercial (no se quienes son ni me importa, pero vaya desde aquí un gran ¡inútiles!).
Nos pudo la ansiedad. Y no pasa nada. Salimos como un torpedorl sessual, desbocados. Nos encontramos jugando contra 10 y …nos equivocamos. No es que seamos peores que hace unas jornadas. No, culés míos, no es que nos dejaramos ganar, que no. Es que no supimos como atacar a un Madrid que tiró de cerrojo y de unas transiciones hipervitaminadas. Nos quemó la pelota, nos encontramos con dos grandes centrales y un medio campo muy trabajado…
Miren ustedes, el carácter se forja o se compra. Y el carácter de este equipo se esta forjando esta temporada. Hace unos meses hablaba de actitud, y el equipo ya la tiene. Vayamos paso a paso, asumamos nuestros errores y no nos olvidemos de nuestras virtudes.
Jordi Amat y Javi Márquez se echaron el equipo encima, Verdú la buscó pero no la encontró; Luis, Sergio y Callejón lo intentaron y se perdieron, y nuesto Carlitos titubeó 20 minutos, y suerte que despertó a tiempo. ¿Porqué no jugamos como contra el Villarreal, el Sevilla, el Gatafe? ¿porqué nunca me toca la ONCE?
Aunque la verdadera razón de todo esto es que, en el fondo, somos como somos y llevamos un mes repitiendo delante del espejo no tan solo la palabra maldita, UEFA, sino aquella reservada a los sueños más elevados (champi....) Y claro, los dioses castigan la hibris.
Carácter (II)
Repito: somos 26.000 pericos, ni más ni menos. Seguro que hay unos cuantos miles más que vienen para lo que ellos consideran los dos grandes partidos de la temporada. Pero hay otros que tienen el carnet por tenerlo. Y claro, como setas en el Berguedà aparecieron los merengones.
Y todo el estadio silbo sus cánticos contra el Barça, aún no se han enterado que lo nuestro es personal y no los necesitamos para nada. Sois unos tíos simpáticos que os pusisteis en pie en el minuto 21, y eso me llego a las tripas, pero como decía mi abuela, que no fumaba pero tenia muy mala leche, cada uno en su casa, y Roures en la de todos.
La primavera, finalmente
Y a todo esto, llego el martes. Y vendrá el miércoles. Y miramos la clasificación, y volvemos a sonreír. La mejor manera de superar los miedos es enfrentarse a ellos con una sonrisa. Y devoción, el amor necesita devoción.